Efectos del consumo de marihuana
En
principio, la marihuana es una droga psicoactiva, o alteradora de la
consciencia. Físicamente, sus efectos son moderados y, en su parte, despreciables.
El
primer punto de acción de la marihuana es el cerebro, particularmente
los centros cerebrales superiores que afectan a la consciencia.
Los
receptores de la marihuana están concentrados especialmente en el
hipocampo, el cual afecta a las funciones superiores de los
sentimientos, y acción.
Al actuar sobre estos
cerebrales superiores, la marihuana produce algunos de sus beneficios
medicinales, actuando sobre la percepción del dolor, humor, hambre y
control muscular.
La marihuana también puede producir efectos
médicos más sutiles por su acción directa sobre los tejidos orgánicos,
como los receptores de las células del sistema inmunológico.
Los
consumidores de marihuana informan habitualmente de sensaciones
placenteras; de ahí sus usos lúdicos. Hay también personas a las que no
les resulta agradable.
En la práctica, sus efectos varían según
cada individuo y según las circunstancias, dependiendo del temperamento
del individuo, su fisiología, humor y el famoso set and setting
(escenario y colocación) definido por el Dr. Timothy Leary: el estado
mental inicial del consumidor y el entorno en el cual se "coloca".
A
continuación mencionamos cuales son las impresiones más comúnmente
descritas de un "colocón" de cannabis según sus consumidores:
>Descenso
del umbral mínimo de percepción de los estímulos sensoriales,
especialmente los táctiles, gustativos y sonoros; gran interés por la
comida y la música.
>Un torrente libre de ideas en una
sucesión rápida, suelta, como en sueños; alucinaciones moderadas con
una "doble consciencia" de que algunas semejanzas o conexiones no son
percepciones reales.
>Interrupción de la concentración y de la memoria a corto plazo.
>Una sensación de estar flotando, mareado o con vértigo, y/o una sensación de pesadez en el tronco y las extremidades.
>Hiperactividad,
impaciencia, hilaridad y locuacidad durante una o dos horas, seguida
por somnolencia y/o apatía de dos a seis horas después.
>La "dilatación temporal" subjetiva, una tendencia a sobrestimar el tiempo transcurrido.
Deterioro
del entendimiento y la coordinación, especialmente cuando se ejecutan
tareas complejas; confusión, dificultad para expresar el pensamiento
por medio de palabras, problemas de vocalización. Efectos físicos de la marihuana
La
marihuana es excepcionalmente segura. Esto no quiere decir que no tenga
efectos adversos. Como todas las drogas, la marihuana puede ser dañina
si es tomada en exceso o se abusa de ella.
Los efectos de la
marihuana se sienten casi de inmediato después de fumar. Si se toma por
ingestión oral, se pueden retrasar una hora o más.
Cuando se
fuma, los efectos son más pronunciados durante la primera y/o segunda
hora inmediatamente después del consumo, disminuyendo progresivamente a
las tres o cuatro horas que siguen.
Normalmente desaparecen tras
una buena noche de sueño. A diferencia del alcohol, opiáceos, cocaína,
anfetaminas y muchas otras drogas, los porros no producen una "bajada"
desagradable o efectos "rebote": sencillamente, el "colocón" desaparece.
Una minoría de gente suprasensible puede sentirse suavemente sedada durante un día o algo así después de su consumo.
Los
consumidores crónicos, los que fuman marihuana todos los días, pueden
sentir unos efectos más prolongados, aunque mínimos, durante días o
semanas después de dejar el hábito. Las causas de esta "confusión
cannábica" son dudosas.
Una posible explicación es una
acumulación de cannabinoides residuales en el sistema. El THC es una
droga liposoluble que tiende a ser absorbida por los tejidos grasos del
cuerpo.
La mayoría de cannabinoides inhalados en un porro acaban
en cualquier otro sitio distinto del cerebro. Vuelven lentamente al
torrente sanguíneo después de varios días.
Para los consumidores
ocasionales, la concentración en sangre del THC residual es minúscula.
En todo caso, el consumo crónico de grandes dosis aumenta el nivel del
THC residual hasta niveles que pueden ser detectados durante más de 48
horas después.
El THC tiene pocos efectos secundarios importantes. Los síntomas más comúnmente descritos son los siguientes:
>Sequedad de garganta, que desemboca en sed.
>Enrojecimiento del blanco de los ojos, o conjuntiva, debido a la dilatación de los capilares oculares.
>Dilatación
de pupilas. En consumidores empedernidos, los ojos sufren un
amarilleamiento remanente (debido a esta dilatación capilar casi
constante) que puede alargarse mucho tiempo después de dejar de
consumir.
>Aceleración del pulso, o taquicardia.
>Reducción de la presión intraocular, benéfica para los enfermos de glaucoma.
>Dilatación bronquial y de los bronquiolos.
Además,
el humo de la marihuana (como todos los humos) tiene efectos irritantes
en los pulmones, exactamente igual que el tabaco. Estos no proceden de
los cannabinoides, sino de otros productos tóxicos de la combustión.
Afortunadamente,
pueden reducirse mediante diversos métodos de fumar (como las pipas de
agua), y eliminarse completamente ingiriendo la marihuana en lugar de
fumarla.
Aunque cautela, comiéndola se asimila mucho más tanto
por cien de THC que fumando y como la sustancia tiene que pasar por el
aparato digestivo, los efectos pueden tardar de 30 minutos a dos horas
en manifestarse.
Muchas personas que han probado el pastel Ganja
o las Galletitas Verdes se han llevado malas experiencias por un
consumo excesivo, pues al no hacer efectos inmediatos como fumando,
comen el preparado a una cantidad igual que si no llevara Yerba y luego
vienen los mareos...
Si lo haces, debes consumir de poco en poco
tanto si fumas o comes, para conocer bien los efectos y evitar
reacciones desagradables, especialmente si eres novicio en el asunto.
Sobredosis de marihuana y tratamientos
En
algunos casos, los consumidores pueden experimentar reacciones agudas
de pánico, caracterizadas por ansiedad, paranoia, timidez, perdida del
autocontrol, pensamientos atropellados y desorientación.
Afortunadamente,
estas reacciones son poco frecuentes y normalmente desaparecen al cabo
de un par de horas, sin necesidad de tratamiento médico alguno.
Las víctimas de este tipo de experiencias pueden estar seguras que su malestar no durará mucho.
A menudo, las sensaciones agradables y desagradables se suceden en oleadas alternativas mientras los pensamientos suben y bajan.
Las
reacciones de pánico son más habituales entre consumidores novatos con
dosis excesivas (esos pasteles...) y en entornos desagradables.
En
caso de hacerlo, los primerizos deberían tener la precaución de
comenzar con dosis pequeñas en un ambiente cómodo y con tiempo para
experimentar la droga.
Ocasionalmente, la marihuana puede
producir síntomas físicos desagradables, que incluyen dolores de
cabeza, vértigo, náuseas y vómitos.
Pueden estar precedidos de
ansiedad, y son más habituales con dosis potentes. Algunos individuos
experimentan estos síntomas de manera regular, como una reacción
alérgica.
Lo más frecuente, sin embargo, es que las reacciones físicas adversas se presenten como consecuencia de una sobredosis.
Aunque no resulten nunca fatales, las sobredosis fuertes son desagradables y pueden debilitar temporalmente al paciente.
Los
síntomas incluyen ansiedad, pánico, agitación, alucinaciones y fuertes
taquicardias, que desembocan en inmovilidad, apatía e inconsciencia.
Afortunadamente los efectos duran poco y desaparecen con unas horas de sueño, sin necesidad de antídoto alguno.
Las
sobredosis tóxicas son más escasas con la marihuana inhalada que al
ingerirla oralmente, ya que los fumadores pueden percibir
instantáneamente que ya tienen suficiente o que la droga es muy potente.
A
lo sumo, los fumadores pueden ir "una calada más allá del punto" antes
de darse cuenta de que están demasiado colocados y detener el consumo.
Las dosis orales son mucho más difíciles de controlar.
No es difícil pasarse con los pastelitos y no darse cuenta de lo que te ha sucedido hasta varias horas después.
Las
intoxicaciones de marihuana eran más habituales a finales del siglo
pasado y principios de éste, cuando los preparados médicos eran
potentes tónicos que contenían cientos de dosis por litro.
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